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¿El bruxismo no se puede curar?

Entre el 20 y el 30% de la población sufre este fenómeno que consiste en el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes

El bruxismo no es una enfermedad sino un fenómeno que consiste en el hábito involuntario de apretar o rechinar las estructuras dentales sin propósitos funcionales. Según la Academia Americana de Dolor Orofacial el bruxismo puede provocar desgaste e incluso fractura de las piezas dentarias, fatiga y/o dolor en las articulaciones temporomandibulares (ATM), episodios de bloqueo mandibular al despertar, lesiones en la lengua (por mordisqueo), problemas en las encías e incluso desarrollo excesivo de los músculos mandibulares. Repasamos con Tomás Gastaminza, presidente del Colegio de Dentistas de Gipuzkoa, las causas y efectos de esta dolencia así como algunos consejos a seguir en caso de padecerla.

Población afectada

No es una enfermedad propiamente dicha pero sí un fenómeno que padece un alto porcentaje de la población. Según Tomás Gastaminza, algunas fuentes aseguran que alcanza entre el 20 y el 30% de la población aunque «es difícil de saberlo ya que hay muchas personas con este problema que no están diagnosticadas».

El bruxismo se da más o menos por igual entre hombres y mujeres aunque suele ser ligeramente más frecuente en las mujeres durante la infancia. Se calcula que prácticamente todo el mundo experimenta a lo largo de su vida episodios de bruxismo aunque únicamente alrededor del 5-8% de la población adulta presenta una actividad parafuncional crónica durante el sueño, y un 20-30% mientras están despiertos

¿A qué edad es más frecuente el bruxismo?

Según la mayoría de estudios, la edad de comienzo del bruxismo es muy variable comenzando algunos individuos a rechinar los dientes en la edad infantil (incluso a edades tan tempranas como los 3 años) y otros en la pubertad o adolescencia. La edad de máxima actividad en la mayoría de bruxistas suele ser la del final de la adolescencia y el comienzo de la edad adulta (entre los 16 y 20 años). Posteriormente la intensidad y frecuencia del bruxismo tiende a estabilizarse entre los 20 y los 40 años para ir disminuyendo progresivamente con el paso de los años.

Causas que provocan el bruxismo

Aunque frecuentemente se asocia a la tensión o el nerviosismo, según el informe publicado por la Academia Americana del Dolor Orofacial, no existe una causa y efecto entre el estrés emocional y el bruxismo en todos los individuos. Gastaminza señala que «hay gente muy tranquila que aprieta mucho los dientes, y gente muy nerviosa que nunca lo hace». Existen dos tipos de bruxismo, el del sueño y el de la vigilia pero este segundo está adicionalmente relacionado con la adquisición de hábitos incorrectos.

¿Se puede corregir el bruxismo?

Tomás Gastaminza apunta que, «teniendo en cuenta que el bruxismo es un neurofisiológico complejo con una base genética importante, llegamos a la conclusión de que actualmente se pueden paliar sus efectos pero no eliminar su presencia. Podría decirse que hoy en día el bruxismo no se puede curar».

El presidente del Colegio de Dentistas de Gipuzkoa señala que, según varios estudios publicados, la administración de ciertos fármacos puede disminuir el bruxismo pero ninguno de estos estudios ha demostrado que ningún fármaco tenga una efectividad significativa. Según Gastaminza «la pregunta que debemos realizarnos es qué consecuencias tendría la inhibición del bruxismo si partimos de la base de que es un fenómeno neurofisiológico (y no una enfermedad) que se da con tanta frecuencia en la población general».

Tratamientos para reducir sus efectos

A pesar de que no se puede curar definitivamente, el bruxismo sí que necesita al menos un tratamiento respecto a sus consecuencias. Las férulas de descarga, que se utilizan principalmente durante el sueño, son el tratamiento ‘estrella’ ya que han demostrado efectividad clínica y científica en la protección de los dientes y en la disminución del dolor mandibular en un gran porcentaje de pacientes. Gastaminza recuerda que «la férula debe estar confeccionada de un material rígido y no blando, ya que el apretamiento mandibular sobre una estructura blanda podría provocar una inestabilidad grave de las articulaciones temporomandibulares».

Según el estudio publicado por la Academia Americana de Dolor Orofacial también se pueden utilzar técnicas de control emocional como la meditación o el yoga para el tratamiento del bruxismo aunque su efectividad no está científicamente demostrada.

En el caso de los niños el tratamiento no es prioritario salvo que conlleve molestias o problemas como un desgaste dental excesivo. Según Tomás Gastaminza, «no es adecuado el uso de férulas de descarga hasta que el niño haya llegado a la edad adulta».

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